ANÁLISIS publicado por Francisco Sandoval el 23/07/2010 en el portal Diario Digital Nuestro Pais.
Tijuana- Los cárteles de la droga han retado al gobierno de México este año más que nunca, con ataques indiscriminados que dejaron decenas de muertos, el asesinato de un candidato a gobernador, la utilización de un "coche bomba" en Ciudad Juárez y personas colgadas de puentes en Tijuana.
"El propósito de este tipo de atentados es justamente generar pavor en la gente a nivel social y esto le pega al ánimo de la ciudadanía y genera un endurecimiento del Estado", dijo a dpa el investigador del Colegio de la Frontera Norte (COLEF), Vicente Sánchez Munguía.
Aunque el gobierno ha rechazado que haya "narcoterrorismo", Sánchez Munguía, especialista en temas de seguridad y administración pública, aseguró que la escalada de violencia en la frontera norte significa "un salto cualitativo", que se asemeja al "terrorismo".
"Creo que como sociedad y gobierno debemos tener alguna noción clara en el sentido de que estamos llegando a situaciones inéditas que nos ponen en un riesgo muy alto", consideró.Las autoridades, en cambio, rehúsan hablar de terrorismo y afirman que la reacción se debe justamente a que las organizaciones del crimen organizado empiezan a sentirse acorraladas.
"Yo creo que más allá de la discusión sobre los adjetivos o sobre las palabras, tenemos que preocuparnos por interpretar la realidad y tenemos que preocuparnos por encontrarle a esa realidad soluciones", declaró el subsecretario de Gobierno, Roberto Gil."¿Qué observamos de esos acontecimientos? Que es tal el acoso que están sufriendo los delincuentes por parte de las fuerzas federales, que han dado un paso atrás y de forma cobarde ya no están enfrentando a esa fuerza federal, que su forma de reaccionar a ese acoso es a través de métodos violentos de larga distancia", indicó.
Un factor que muestra la impunidad con la que actúan los grupos del narcotráfico son los mensajes (conocidos en México como "narcomensajes") que el crimen organizado escribe en muros y cartelones o deja escritos junto a los cadáveres de sus víctimas.
"Antes se decía que eran mensajes para los adversarios, pero ahora es al Estado mismo. Decir: aquí estoy y nadie me hace nada, nadie me ve y si me ven se trata de nuestros aliados. Ese tipo de mensajes dan la sensación entre muchos actores de que hay un vacío de autoridad. Es un reto directo a las instituciones", señaló Sánchez Munguía.Para el investigador del COLEF, el hecho de matar a un candidato a gobernador, como ocurrió en junio en Tamaulipas, o de colocar un coche bomba demuestra que los cárteles del narcotráfico tienen fuerza, que pueden cobrar venganza cuando se sienten atacados y que pueden atentar contra quien se les dé la gana.
Alfredo Pérez Hernández, presidente de la Sociedad de Ciencias Forenses en Baja California, es otro de los que piensa que los actos de violencia registrados a lo largo de la frontera norte y en otros estados del país, como Michoacán y Guerrero, evidencian que se ha llegado a una etapa de "narcoterrorismo"."Se dice que al instalar un coche bomba se está imitando a los terroristas, pero mi percepción es otra: no están imitando, están evolucionando, lo que también habla de la necesidad de que las corporaciones policíacas se fortalezcan con inteligencia y tecnología para tratar de contrarrestar estos efectos que evidentemente nos hacen pensar que estos grupos están superando a las autoridades".
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