Por Jesus Alfredo Perez
Un buen perito debe recordar siempre que, de sus decisiones, dependen muchas veces el honor, la fortuna, el porvenir y en algunas ocasiones hasta la vida de un individuo; por lo tanto el perito no debe mentir, no debe dar por cierto un hecho que ignora, no debe proceder con ligereza, no debe certificar o dictaminar sobre un supuesto hecho porque se expone a los errores y expone a la procuración y administración de justicia; de tal suerte que cuando no se encuentre apto para un peritaje, será mejor excusarse.
Desde nuestra perspectiva, el perito debe reunir no solo el conocimiento técnico sino las mas altas cualidades morales, es decir, la moral debe ser una forma de comportamiento humano que comprende los aspectos normativos (reglas de acción) y facticos (actos que se ajustan en un sentido a otro).
El perito o investigador debe ser honesto tener carácter para apartarse de posibles intereses creados, ser sordo ante las amenazas, cohechos, etc, no oír más voz que la de la ciencia y su conciencia; que la balanza de la justicia se incline siempre a la razón y a la verdad; no dejarse impresionar por los juicios ajenos, así sean dictados por personas cuya respetabilidad profesional sea indiscutible, aunque nunca menospreciar juicios anteriores.
De esta manera la Ética y Moral juegan un papel fundamental en el actuar del perito, por que mas allá de la especulación o del supuesto, el especialista esta obligado a vincular el pensamiento moral a su vida, de tal suerte que el dictamen por si solo tenga un valor no solo técnico-jurídico sino también un peso moral, al convertirse en una acción mas humana y universal plasmada mediante un papel.
En el marco de este contexto y la evolución que ha venido teniendo nuestra sociedad, el Mtro. Alfonso Quiroz Cuarón, considerado padre de la Criminología en México, señalo que a la par de la evolución social, el fenómeno criminal también lo hace, perfeccionándose este ultimo en un grado, a veces superior a los adelantos en procuración y administración de justicia, tal como se vive en muchas ciudades de nuestro país.
Por lo anterior, los peritos en una ciencia, arte o técnica deben contribuir a la impartición de justicia, orientando fundamentalmente el conocimiento de la verdad al juzgador, como lo expreso Pietro Ellero en ilustrativa metáfora, “los peritos auxilian a los juzgadores al modo como los anteojos auxilian al sentido de la vista” según cita el Dr Rafael Moreno González en sus ensayos medico forenses y criminalistico.
Sin embargo “las operaciones periciales no son otra cosa que los actos mediante los cuales se procuran experiencias útiles para responder a las cuestiones que se le han planteado por el Juez” según Carnelutti.
La labor pericial constituye un camino para conocer la realidad y, descubrir verdades.
De esta manera quienes ejercen la investigación pericial están obligados elegir, decidir y actuar conscientemente para asumir la responsabilidad de sus actos en la construcción de su trabajo.
Luego entonces resulta fundamental que en el actuar de cada perito exista la interiorización plena de las normas y deberes de cada hombre singular, su adhesión íntima pero sobre todo el reconocimiento interior de las normas establecidas y sancionadas por la comunidad para que sea capaz de ejercer con ciencia, ética y moral su labor.
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